Eduardo Gavín, presidente del Ateneo Cultural Orson Welles, presentó el pasado sábado en Logroño, en el marco del Invierno Cultural Taurino 2016 que organiza la Peña Taurina El Quite, el nuevo número de la revista “El monosabio”. Un monográfico que analiza la compleja relación entre política y toros.
El
editorial de la mencionada publicación defiende el carácter
transversal ideológico de la fiesta. “Afirmar que las
corridas de toros son un resquicio del franquismo es una ignorancia
aplastante, pues el rito taurino se pierde en la prehistoria y pasa
por Grecia, Roma, y el medievo, hasta nuestros días. Decir que
pertenecen a las clases privilegiadas es propio de quien desconoce al
pueblo y al mundo rural. Querer acabar con ellas por motivos
políticos es atentar contra las costumbres, fuente de derecho, y la
cultura popular de muchas naciones. Una triste maniobra globalizadora
y homogeneizadora. Nuestro deber, como aficionados, es suplir a unos
estamentos taurinos que faltan a su obligación de defender y
difundir del rito taurino como riqueza antropológica y única. Es
necesario evitar que desaparezca este anacronismo como queremos
evitar que desaparezcan las pirámides de Egipto”.
El
cambio de las leyes requiere de una amplio consenso social. Para
Eduardo Gavín los antitaurinos no son mayoría, aunque si debemos
admitir que han conseguido que un gran sector de nuestra sociedad, y que hasta el momento permanecía indiferente ante el fenómeno taurino, vea con buenos ojos sus
postulados frente a unos estamentos taurinos (toreros, ganaderos,
empresarios...) que no han sabido o no han querido defender la fiesta
dejando esta labor a los aficionados y clubes.
María
Antonieta ignoró al pueblo francés encerrada en Versalles dedicadose
únicamente a sus representaciones teatrales en El petit Trianon.
Nunca imaginó que le cortarían
la cabeza. Nicolas II, el último zar de Rusia no se preocupó de
mejorar las condiciones de vida de los campesinos y obreros rusos.
Era el padrecito de
todos ellos. Lo fusilaron. Los profesionales taurinos viven aislados
en su mundo de cortijos, fincas, o patios de caballo, como si la
sociedad no hubiese cambiado y sin dedicar esfuerzos a defender y
promocionar la tauromaquia. Las corrientes animalistas, por su parte,
perfectamente organizadas, van ganando terreno. Son, no olvidemos,
una nueva religión que equipara el hombre a los animales, algo muy
peligroso desde el punto de la lógica. Si hombres y animales son
especies al mismo nivel se podrá castigar con iguales pena la
eliminación de cualquiera de las dos. Himmler, político nazi e
ideólogo del Holocausto, tras acudir a una corrida de toros en Las
Ventas en 1940 afirmó que se trataba de “un espectáculo
deleznable y extremadamente sangriento”
¿Y los políticos actuales? La mayoría, salvo excepciones, manejan sin pudor la fiesta con un único fin: rentabilidad electoral. Las corridas de toros no son propiedad de ideología alguna. Si realizásemos una encuesta entre los asistentes a una corrida de toros con el fin de comprobar a quién han votado en las últimas elecciones encontraríamos, para sorpresa de muchos, votantes de Izquierda Unida, PNV, PSOE o PP.
Reflejando
esa pluralidad el último número de “El monosabio” incluye
entrevistas a Pío García Escudero, presidente del Senado y miembro del Partido Popular,
Fernández Bermejo, exministro socialista de Rodríguez Zapatero, o
Antonio Tereno, alcalde comunista de Barrancos, una de los dos villas
que ejercita la suerte de matar más allá de la frontera en el
vecino Portugal.
Asimismo, la citada revista repasa las numerosas prohibiciones existentes
a lo largo de la Historia demostrando que “gran parte de los
intentos de prohibición vienen de las fuerzas más negras de la
política. Desde los Papas más siniestros del Renacimiento, a
Salazar en Portugal, pasando por los recién llegados y despóticos
Borbones. Sin embargo, el florecimiento de la tauromaquia se da en
las épocas de mayor esplendor de la ilustración, el afracesamiento,
el liberalismo, las repúblicas, o incluso la movida madrileña”.
La publicación además incluye interesantes reflexiones. La periodista Covadonga del Peso recuerda a Enrique Tierno Galván quien afirmó en su ensayo "Los toros, acontecimiento nacional" que "cuando el acontecimiento taurino llegue a ser para los españoles simple espectáculo, los fundamentos de España en cuanto a nación se habrán transformado. Si algún día el español fuere o no fuere a los toros con el mismo talante con que va o no va al cine, en los Pirineos, umbral de la Península, habŕia que poner este epitafio: "Aquí yace Tauridia; es decir, España".
"El monosabio" también revindica a Melchor Rodriguez, " el Ángel Rojo". La actual corporación municipal de Madrid en aplicación de la Ley de Memoria Histórica ha decidido dedicarle una calle. Es justo. Anarquista y sindicalista, Melchor Rodriguez fue nombrado delegado de prisiones en Madrid durante la Guerra Civil. Intentó frenar, y lo consiguió en muchas ocasiones, las sacas que se practicaban en las checas y concluían con fusilamientos al amanecer en la tapia del cementerio. Llegó a armar a los presos políticos. Era novillero.
¡Qué nadie olvide que los toros forman parte de la memoria colectiva de nuestra sociedad! Borrar nuestro pasado, nuestras raíces, nuestros recuerdos, puede tener consecuencias desastrosas. Pregunten a los familiares de enfermos de Alhezeimer.