Inquisidores.
La novela"Fahrenheit
451", del escritor estadounidense Ray Bradbury, fue publicada
por primera vez en 1953. El título alude a la temperatura en la
escala de Fahrenheit a la que el papel de los libros se inflama y
arde, equivalente a 232.8 ºC. En 1966 François Truffaut dirigió su
versión cinematográfica. Sin duda será el libro favorito de los
vándalos que ayer atacaron la librería Argot de Castellón por
publicitar libros taurinos en su escaparate.
Tenía
dieciocho años cuando siguiendo la recomendación de un profesor vi
la película. Entonces soñaba con cambiar el mundo. Hoy me conformo,
he rebasado los cuarenta, con que no empeore, lo cual es cada vez más
difícil. "Fahrenheit 451" nos transporta a una sociedad
posterior al año 2010. El trabajo de bombero ya no consiste en
apagar incendios (las casas no son inflamables) sino en quemar
libros, ya que, según el gobierno, leer impide a los ciudadanos ser
felices. Con la lectura los hombres comienzan a pensar y analizar el
mundo que les rodea. El fin supremo del gobierno es impedir que los
ciudadanos tengan acceso a los libros, así se asegura que sean dichosos, no cuestionen sus acciones, y rindan en sus
trabajos.
Ayer,
la librería Argot, de Castellón, sufrío un acto de vandalismo por
exponer en su escaparate libros taurinos. En su perfil de Facebook
puede leerse la opinión de los propietarios del establecimiento.
"Tener un escaparate Taurino en fiestas no es hacer apología de
la tortura. Somos una librería que vende libros de todas las
corrientes de pensamiento y por ello estamos expuestos a la crítica.
Tenemos libros sobre Hitler, sobre cultura vegana, sobre lactancia
materna, sobre Runners, ... y no por esto sufrimos actos vandálicos,
si no todo lo contrario. Quien ha hecho esto no es un antitaurino, es
un vándalo."
Estoy
de acuerdo. Los autores de la pintada no son antitaurinos. Son
vándalos, inquisidores que anhelan realizar un índice de libros
prohibidos, torquemadas del siglo XXI, fascistas, maleducados,
intransigentes, incultos, moralistas, dictadores que sólo admiten un único
pensamiento, el suyo, y sobre falsos defensores de la libertad.
Seguro que tienen una camiseta con las palabras je suis...Su
libertad termina donde comienza la mía.
En
el mundo de "Fahrenheit 451", pese a las medidas más que
coercitivas del gobierno, los libros existen gracias a ciudadanos
capaces de memorizarlos. Son los hombres-libro. El gobierno puede
quemar libros pero no puede evitar que existan valientes capaces de
recitarlos. Estos nuevos inquisidores podrán prohibir las corridas,
marginarnos, hasta insultarnos o tacharnos de antisociales pero no
acabar con nuestra afición, nuestros sueños, o nuestra cultura. No
pasaran.
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