jueves, 3 de marzo de 2016

Inquisidores.

La novela"Fahrenheit 451", del escritor estadounidense Ray Bradbury, fue publicada por primera vez en 1953. El título alude a la temperatura en la escala de Fahrenheit a la que el papel de los libros se inflama y arde, equivalente a 232.8 ºC. En 1966 François Truffaut dirigió su versión cinematográfica. Sin duda será el libro favorito de los vándalos que ayer atacaron la librería Argot de Castellón por publicitar libros taurinos en su escaparate.

 

Tenía dieciocho años cuando siguiendo la recomendación de un profesor vi la película. Entonces soñaba con cambiar el mundo. Hoy me conformo, he rebasado los cuarenta, con que no empeore, lo cual es cada vez más difícil. "Fahrenheit 451" nos transporta a una sociedad posterior al año 2010. El trabajo de bombero ya no consiste en apagar incendios (las casas no son inflamables) sino en quemar libros, ya que, según el gobierno, leer impide a los ciudadanos ser felices. Con la lectura los hombres comienzan a pensar y analizar el mundo que les rodea. El fin supremo del gobierno es impedir que los ciudadanos tengan acceso a los libros, así se asegura que sean dichosos, no cuestionen sus acciones, y rindan en sus trabajos. 


Ayer, la librería Argot, de Castellón, sufrío un acto de vandalismo por exponer en su escaparate libros taurinos. En su perfil de Facebook puede leerse la opinión de los propietarios del establecimiento. "Tener un escaparate Taurino en fiestas no es hacer apología de la tortura. Somos una librería que vende libros de todas las corrientes de pensamiento y por ello estamos expuestos a la crítica. Tenemos libros sobre Hitler, sobre cultura vegana, sobre lactancia materna, sobre Runners, ... y no por esto sufrimos actos vandálicos, si no todo lo contrario. Quien ha hecho esto no es un antitaurino, es un vándalo."


 

Estoy de acuerdo. Los autores de la pintada no son antitaurinos. Son vándalos, inquisidores que anhelan realizar un índice de libros prohibidos, torquemadas del siglo XXI, fascistas, maleducados, intransigentes, incultos, moralistas, dictadores que sólo admiten un único pensamiento, el suyo, y sobre falsos defensores de la libertad. Seguro que tienen una camiseta con las palabras je suis...Su libertad termina donde comienza la mía.

En el mundo de "Fahrenheit 451", pese a las medidas más que coercitivas del gobierno, los libros existen gracias a ciudadanos capaces de memorizarlos. Son los hombres-libro. El gobierno puede quemar libros pero no puede evitar que existan valientes capaces de recitarlos. Estos nuevos inquisidores podrán prohibir las corridas, marginarnos, hasta insultarnos o tacharnos de antisociales pero no acabar con nuestra afición, nuestros sueños, o nuestra cultura. No pasaran.


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