lunes, 28 de diciembre de 2015

Queridos Reyes Magos

A las cinco de la tarde, como cantó Federico, Sánchez Mejías encontró la muerte. También a las cinco de la tarde, hora del té en Gran Bretaña, los aficionados, españoles y franceses en su mayoría, renovamos nuestro compromiso con la Tauromaquia. A las cinco de la tarde nos sentamos en los tendidos, ilusionados, exactamente igual que un niño cuando ve a los Reyes Magos.

Queridos Reyes Magos

Bizet y Merimée eran franceses. El primero es autor de la mejor partitura posible para una tarde de toros. El segundo ha elevado a la mujer española a la categoría de mito erótico como nunca supimos hacerlo antes. También ha sido otro francés, Jean Cau, quien mejor ha definido lo que siento cada vez que voy a los toros. Emoción. Ilusión.

Jean Cau era secretario personal de Jean Paul Sartre, además de escritor, periodista, o redactor de Le Figaro o Paris-Match. Enamorado de los toros era, además, un respetado miembro de la extrema izquierda gala. Resulta llamativo la cantidad de intelectuales procedentes de la extrema izquierda (cuando ser rojo significaba jugársela de verdad, correr por las calles) que admiraban la Tauromaquia. Ahora basta con acudir a una tertulia de televisión e insultar a quienes acudimos a la plaza. ¿Asesinos? No. Somos amantes de la vida, del arte, de la emoción, de la ilusión.

Cada 6 de enero me despierto con la ilusión de ver qué me han traído los Reyes Magos. Soy afortunado. Por unas horas regreso a la infancia. Muchas tardes, en Logroño, Pamplona, Bilbao, Zaragoza, Madrid, Mont de Marsan, Orthez, Vic-Fesenzac… recupero esa ilusión. Vuelvo a ser un niño que espera ilusionado que tres magos le sorprendan. Me regalen su arte. El próximo año quiero emocionarme. Anhelo la emoción que sentí en el tercio de varas de Cubano (Valdellán) en Vic-Fesenzac, o en la pelea que gallos que mantuvieron Urdiales y Castella en Logroño. Soy deudor del valor y el duende que desplegó Ureña ante Rizos (Adolfo Martín) en la Feria de Otoño. Quiero volver a experimentar que un minuto tiene noventa segundos, como me hizo creer Diego Urdiales en Bilbao. Ilusión. Arte. Emoción. Pido a los Reyes Magos además, libertad y respeto para disfrutar mi pasión, los toros, y gracias a la cual, por unas horas, vuelvo a la infancia. De momento se han portado bien y me han traído un anticipo, los Saltillos de Moreno Silva vuelven a Madrid.

 

Brindo con ustedes con una copa de Rioja en la mano por una Feliz Navidad y Próspero 2016. Nos vemos en las plazas.

“Os lo digo de verdad: amar los toros es tener el arrojo del jugador de póquer que espera verse un as entre las manos, que saca dos sietes y que continúa; es desear que el viento cambie antes de las cinco, es rogar al cielo que los toros embistan, que no sean ni bizcos, ni cojos, ni mal intencionados, etc; que el matador esté inspirado, que los bichos no se queden en las picas, que los peones no metan la pata, que la estocada sea buena, que el descabello fulmine, etc. Amar los toros es, cada tarde, a eso de las cinco, creer en los Reyes Magos e ir a su encuentro”. 


Jean Cau.

domingo, 27 de diciembre de 2015

El cine que quiero


Tras ver "Palmeras en la nieve" podemos extraer dos conclusiones. La primera es muy clara. Con el apoyo de las televisiones privadas en este país está naciendo una pequeña industria cinematográfica capaz de elaborar productos de manufactura impecable aptos para competir en cualquier mercado. La segunda, estamos empezando a perder los complejos sobre nuestro pasado.

"Palmeras en la nieve" nos traslada a la actual Guinea Ecuatorial, antigüa Guinea Española, concretamente a la isla de Fernando Poo, durante los últimos años del periodo colonial. Siento reconocer que nadie me explicó este parte de nuestra Historia, y además, estoy seguro, que la mayoría de los espectadores que ayer abarrotaban la sala desconocían que el Español es uno de los idiomas oficiales de Guinea Ecuatorial. Lo dominan el 90% de sus habitantes.

Nuestra Historia, apasionante, debe ser una fuente de inspiración para el cine y ahí Palmeras marca el camino a seguir. Me gustaría ir al cine y que me contasen la Marcha Verde, historias de amor imposible entre judíos y cristianos en el Toledo medieval, el cerco de Numancia, los devaneos amorosos de los bravos  tercios españoles en Italia, las orgías de los Borgia, los asesinatos del clan familiar de los Trastámara, o nuestro pasado colonial en Hispanoamérica, sin olvidar la Córdoba del califato o los míticos tartesos. Un mirada al pasado, sin rencor. Nuestros vecinos llevan años haciéndolo, basta con ver la francesa Indochina, sin hablar de La India, cuya época colonial ha sido llevada al cine en múltiples ocasiones.


Desde un punto de vista cinematogŕafico "Palmeras en la nieve" es perfecta. Hay un enorme esfuerzo de producción que se traduce en una dirección artística brillante. Pese a su larga duración, casi tres horas, la película consigue mantener la emoción sin decaer en ningún momento. El elenco interpretativo está a la altura, con una única excepción, Mario Casas. Inexpresivo, no comprendo su elección para dar vida al protagonista salvo por razones comerciales. Por momentos lastra la película pero ahí aparece la belleza de Berta Vázquez y su fotogenia traspasa la pantalla. Destacar también Alain Hernández, necesita más papeles en el cine, Macarena García, pura fotogenia, Daniel Grao, el próximo chico Almodovar, o la gran Adriana Azores. El casting se completa con ilustres veteranos como Emilio Gutierrez Caba, Celso Bugallo o Petra Martínez, cuya mirada final, que cierra la historia es, sencillamente, maravillosa.



Estamos, por tanto, ante un film muy recomendable. Un producto de gran factura, con amores imposibles incluidos, escenarios paradisiacos, y un cierto tono épico apto para todo tipo de público. Fernández Molina, sin grandes alaracas, conseguirá otro enorme éxito de taquilla. "Palmeras en la nieve" representa el cine que quiero. Grandes historias que entretienen, con aromas de cine clásico. Durante casi tres horas me he olvidado del mundo exterior. Merece la pena.

viernes, 25 de diciembre de 2015

Gloriosa novia.

"La novia" no es solo una de las películas del año. Es mucho más. Es la confirmación que Paula Ortiz es ya, pese a su breve filmografía, un puntal del cine español. Solo una gran  creadora puede poner en imágenes el universo lorquiano. 
 
Una de las asignaturas pendientes del cine patrio, y tiene delito el asunto, es no haber sabido adaptar a la gran pantalla a nuestros clásicos. Tenemos una deuda pendiente con Lope de Vega, Calderón de la Barca, Cervantes, Fernando Rojas, Galdos, Bécquer, o Blasco Ibáñez entre otros. Con Federico García Lorca, al menos, y gracias a Paula Ortiz, la deuda está saldada.

Todas y cada una de las claves del mundo lorquiano están presentes y traducidas en una sucesión de fotogramas de gran fuerza y belleza. El amor desbocado, una pasión irrefrenable, llegando a lomos de un caballo negro, y con él la muerte. El jinete es un macho irresistible, una fuerza de la naturaleza capaz de arrastrar al vacío a una niña, a un mujer, a una novia que renuncia a todos y todo.

Inma Cuesta, poseedora de uno de los rostros mas bellos del panorama actual, es, a priori la reina de la función. Méritos acumula y el Goya a la mejor actriz lo tiene en el bolsillo. Sólo tiene un punto débil, su dicción. No debe ser fácil dar vida los versos de Lorca.Ahí surgen Asier Etxendia y Luisa Gavasa. Etxendia interpreta con la mirada, con cada gesto, pero también recita a la perfección, gracias a lo cual los versos y rimas del granadino toman vida. Hace unos años me enamoró con su maestro de ceremonias en el musical "Cabaret" y desde entonces le sigo la pista. Artista total, canta y baila a la perfección, como demostró con "El intérprete". Es, sin duda, uno de los talentos a reivindicar en nuestro cine. Luisa Gavasa, actriz aragonesa desconocida para el gran público, imparte un master class. En su caso sobran las palabras.

El trío protagonista se completa con Alex García. Poseedor de un físico rotundo  y apto para el papel, pero quizás por pudor suyo o de la propia directora, llegado el momento del encuentro sexual desencadenante de la tragedia, no está a la altura. No sabe convertirse en ese golpe de mar que arrastra a la novia al vacío.


La novia, es, en definitiva, y hasta fecha, el mejor Lorca jamás filmado. Una sucesión de imágenes oníricas de gran fuerza y belleza. Paula Ortiz realiza una película valiente, personal, que el pasado Festival de San Sebastian, de forma incomprensible, relegó fuera de la sección oficial.  La concha de plata debería haber sido suya. Desde aquí sugiero a la directora aragonesa que siga buceando en nuestros autores y se atreva con "La vida es sueño" o "Don Juan".

viernes, 4 de diciembre de 2015

Hablemos de Arte



Felipe II, gran admirador del Bosco, cada vez que desplegaba el tríptico “El Jardín de las Delicias” en El Escorial se emocionaba. A los aficionados cuando se abre la puerta de chiqueros nos ocurre lo mismo. “El Jardín  de las Delicias”, obra repleta de simbolismos, cerrado, muestra en su parte exterior el tercer día de la creación. Vemos un globo terráqueo transparente donde únicamente hay vegetales y minerales, ni personas ni animales, en tonos grises. Falta el sol, los animales, y el hombre, el rey de la creación.

 
 En su interior, ya abierto, con Adam y Eva frente al Creador, asistimos a un universo colorista donde conviven todo tipo de criaturas. El ruedo, con la puerta de chiqueros cerrada, es un espacio vacío, sin vida, inerte, preparado para recibir al rey de la fiesta, el toro bravo. Cuando este sale todo cambia. El albero se llena de vida, de emociones, de embestidas y acometidas, y de colores brillantes gracias a los trajes del torero y su cuadrilla.


José Vega, historiador del arte y miembro de la plataforma por la diversidad de encastes, además de colaborador  de este portal y del programa radiofónico “El albero”, cerró el pasado sábado el ciclo de conferencias de la Peña Taurina El Quite con una brillante y documentada conferencia en la cual analizaba la lidia a través de las obras maestras del Arte.

Para José Vega la plaza de toros, como ocurría en la Edad Media con las luminosas catedrales góticas, son lugares de peregrinación donde los fieles, ahora los aficionados, acudimos en busca de belleza, de luz, de arte.  Las plazas de toros también son museos. En todos los cosos se practica la Tauromaquia, un bien inmaterial de carácter cultural que debemos proteger, pero además este arte las plazas lo conservan,  comunican, y transmiten al pueblo sin barreras.

 

                La plaza de tientas también es el taller del artista. Un lugar de creación. En ella el ganadero realiza ensayos, pruebas, trabaja con un material en blanco como es su ganadería, con la cual el torero, relajado y sin la presión del público, ensaya las suertes que después ejecutará con maestría en la plaza.


                Sorprendió el madrileño José Vega al público asistente las comparaciones entre la técnica y la tauromaquia de algunos toreros con grandes maestros del Arte. Así, es posible adivinar al Greco en Miguel Ángel Perera. “La forma de torear de Perera nos lleva a recordar las líneas de las figuras del pintor cretense sobretodo en sus grandiosos Cristos. Igual que otros muchos toreros han optado por el naturalismo, por la cadencia, Miguel Ángel se ha decantado por un torero donde se presiente la pureza de las líneas ideales y geométricas.” 


                El exceso de preocupación del Juli por un toreo clásico, de poder y mando, suprimiendo artificios puede hacer caerlo en la simplicidad, dejando fuera la emoción, como le paso a Caravaggio, que buscaba un naturalismo excesivo en composiciones muchas veces forzosas. Es indiscutible que ambos son unos genios en su Arte pero afirma José Vega que si “a Caravaggio le descolgaron muchas obras de arte de los altares en el siglo XVIII por la excesiva realidad, El Juli en el XX, puede caer en la monotonía por dar primacía a la ejecución y dejar a un lado el sentimiento”.


                Jose María Manzanares no es un torero rotundo, podemos calificarlo de torero “ventajista” de cintura para abajo, pero sus faenas, para José Vega “aspiran, al igual que las arquitecturas de Borromini, al derrumbamiento de los fundamentos mismo de la forma y sus métodos clásicos de representación. El arte que nos deja un muletazo del alicantino nos traslada a una incondicional libertad fantástica, de cintura para arriba, algo que en la época del seicento fue criticado en la arquitectura borrominilesca y calificada incluso como bizarra.” El arte de Jose María Manzanares suele expresarse con sus brazos en formas naturales estéticamente imposibles pero realizables por su virtuosismo estético.


                Morante de la Puebla puede ser el equivalente a Miguel Ángel Buonaroti, el artista más completo de la Historia, y ambos concordantes en lo que se refiere a su carácter. Además de ser los dos unos tímidos natos,  parecen buscar la soledad, la melancolía o la tristeza (aparente). Un lance de Morante,  por su calidad, por su hondura, por romper barreras y límites, es equiparable a una pincelada de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina.


                “El trazo –en palabras de José Vega-  es el primer elemento constitutivo del valor de las faenas de Alejandro Talavante. El trazo de cada muletazo era un reflexión filosófica puesto que, al igual que para cualquier genio de la pintura una pincelada, para  un aficionado a los toros, un natural como los que receta Talavante, puede dar origen a todo un mundo. En Talavante podemos ver al calígrafo y pintor chino Shi-Tao para quien la muñeca vacía no significa de ninguna manera una mano sin fuerza cuando el pintor sostiene el pincel. Por el contario, es el resultado de una gran concentración, de lo Pleno llevado a su extremo. El pintor no debe comenzar a pintar hasta que lo Pleno de su mano llegue a su punto culminante y ceda de repente su lugar al Vacío”. Perfecta definición del toreo al natural.


                Diego Urdiales es para José Vega, de los pocos toreros “que realiza el toreo como lo tengo en mente desde que me aficioné a este Santo Veneno. Para ello, mi parangón se basa en la faena de Diego a “Sevillanito” de Adolfo Martín el 5 de Octubre de 2014. Y ¿cómo y con quien comparar a Diego? Pues con otro revolucionario del arte como lo fue Masaccio, el pintor italiano que revolucionó el arte de la pintura allá en el siglo XV en los comienzos del Renacimiento”. Masaccio a comienzos del Renacimiento, y Diego Urdiales a comienzos del XXI, con la Tauromaquia plana y decadente amenaza con imponerse, aportan esperanza y son el preámbulo una nueva etapa brillante. Dos revolucionarios.


                Por otro lado, determinadas figuras pudieron estar perfectamente enmarcadas en una corriente artística de cualquier época. José Miguel Arroyo “Joselito”  es la sobriedad fruto de la evolución, degeneración de un estilo clásico motivado por las ansías de libertad. Joselito rompe la monotonía que en estaba inmersa la Tauromaquia en el último tercio del siglo XX. “El anhelo de libertad le impulsó a modificar los cánones, y permitió alterar no sólo las formas, sino la misma composición de relajo tan característica en él, como si un afán de  de travesura o de rebeldía surgiese en su pensamiento delante del toro”. Es una Tauromaquia más vital. Joselito representa el Barroco, arte bizarro, excesivo, repleto de fantasía y espectacularidad, que surge como evolución frente a la monotonía y agotamiento de los clásicos en el siglo XVII.


En una sociedad excesivamente academicista, como era la sociedad británica del siglo XIX, surgieron los Prerrafaelitas. Este grupo pintores, frente al arte vacuo y vacío reinante en ese momento, propugnaban una vuelta los primitivos italianos y flamencos, anteriores a Rafael, buscando su gama cromática y su luminosidad. Este arte lo consideraban más auténtico. La última etapa de la carrera de Esplá representante este movimiento a la perfección. El alicantino buscó en tauromaquias antiguas resucitando un lenguaje primitivo, más sincero, auténtico, donde se primaba el oficio, propugnando un regreso al detalle en la dirección de todos los ámbitos de la lidia.


Lo expuesto hasta aquí es sólo una muestra de la brillante, culta, poco convencional,  pero de gran calidad, de la conferencia que tuvimos oportunidad de degustar el pasado sábado en Logroño. Imposible resumirla en una líneas. José Vega trasmitió su pasión por el arte y la tauromaquia, la misma pasión que le lleva a ver al general español Ambrosio de Spinola, vencedor en Breda, en un alguacilillo  o a Carlos V en un picador. Diferente. ¡Enhorabunea!







domingo, 23 de agosto de 2015

Brisa de esperanza


Nuestra protagonista acaba de cumplir 15 años. Ha visto a su abuela despedazar cerdos. Conoce el significado de la palabra matanza y adora los chorizos caseros hechos aprovechando los fríos de febrero. Sabe que hay que encender una hoguera cuando no se curan como Dios manda. Valora los huevos que ponen las gallinas del patio de su casa. Tienen otro sabor. Los pollos criados con mimo en el mismo corral también tienen un olor y sabor especial. Diferente. Su familia no la forman ecologistas antisistema. Son gente normal que respetan los animales y asumen con naturalidad una de las pasiones de la benjamina de la familia, los toros. Para muchos una "rara avis", nuestra heroína es una joven aficionada de 15 años. En su entorno nadie la juzga. Simplemente le han trasmitido nuestra cultura popular. Tenemos la obligación de enseñar a nuestros hijos, sobrinos, y nietos, sus tradiciones, sus raíces. En La Rioja de toda la vida asamos las chuletas al sarmiento, bebemos clarete, en fiestas elaboramos zurracapote, y el que quiere va a los toros o la pelota.




El pasado jueves fue al chamizo que comparte con su cuadrilla y encendió el televisor para ver la corrida. Ella sola. Poco después llegaron dos amigos suyos, dos chicos, y se sumaron. Ni fu ni fa. El espectáculo les era indiferente pero respetaron su decisión. Al rato, mientras Ponce daba una lección de maestría en el cuarto, aparecieron sus amigas. Se quedaron perplejas. La increparon y una de ellas se puso a llorar. Nuestra heroína se levantó, apagó el televisor y se fue a su casa donde continuó viendo el festejo.
Este año tiene claro que quiere sacarse el abono para la Feria de San Mateo de Logroño de nuevo. Conoce y distingue a El Juli o Enrique Ponce. En su habitación, color rosa, entre otros muchos recuerdos, hay una foto firmada por Diego Urdiales al lado de una entrada para ver a Melendi. El pasado Domingo de Ramos acudió por primera vez a Las Ventas. Fandiño colgó el no ha billetes. Nuestra niña-mujer alucinó si bien le hubiera gustado que saliese a hombros. Tiene un sueño: ir a Francia a los toros.



Por su cumpleaños le he regalado un litografía de Las Ventas. Sonrió. Entonces comprendí que los aficionados, pese a toreros ventajistas, empresarios ruines, o ganaderos mercantilistas, tenemos la obligación de conservar y preservar la fiesta de los toros y sus valores. Sería imperdonable privar a generaciones venideras de su cultura. En septiembre tendré el privilegio de sentarme junto ella en la plaza de La Ribera de Logroño. Mientras ella vaya hay esperanza.

lunes, 17 de agosto de 2015

#Yo Voy A Los Toros Este Año En Calahorra

¡Ojalá los aficionados pudiésemos contar con la ayuda de Marco Fabio Quintiliano y su capacidad de persuasión! Intelectual hispanorromano, nació en Calagurris Nassica Iulia (actual Calahorra) en el año 35 d.C. y está considerado por muchos como el mejor profesor de retórica del mundo antiguo. Ha pasado a la historia por su Institutio oratoria, obra enciclopédica en doce volúmenes que recoge todo cuanto es necesario para formar a un orador.

El orbe taurino debe utilizar cuantas armas posea, incluida su capacidad de persuasión, para sobrevivir a los diversos ataques que de forma orquestada está sufriendo. En este sentido la iniciativa de la empresa Tauroemoción de presentar los carteles de la próxima feria de Calahorra de forma pública junto con la cuadra del rejoneador local Sergio Domínguez, acompañada de una agresiva política de precios, marca el camino a seguir.

La historia de Calahorra, ciudad bimilenaria fundada en época romana, está llena de altibajos. La historia de su feria taurina también. El número de festejos se han reducido de forma importante en los últimos años. También la asistencia a los mismos. Alberto García, nuevo empresario, achaca este declive a una mala gestión. Reconoce que Calahorra, pese a todo, mantiene viva la afición, y su experiencia en plazas como Segovia, Teruel, Cella, o Alcañiz (en esta última multiplicó por cinco la asistencia) invitan al optimismo. Para este año ha programado dos festejos mayores a celebrar los días 30 y 31 de agosto.

Hay que destacar su agresiva política de precios que incluye descuentos del 30% para los integrantes del Club Taurino de Calahorra y del 10% para los socios del resto de peñas taurinas riojanas. El abono para menores de 14 años es 10€ los dos días. 30€ los menores de 25 años. No hay excusa para no llevar a los más jóvenes a los toros en Calahorra.

El acto de presentación, celebrado en la propia plaza de toros, contó además con la actuación del rejoneador Sergio Domínguez. Presentó las nuevas incorporaciones a su cuadra, tres fantásticas yeguas llamadas Miranda, Luna, y Vendimia, además de realizar una exhibición con fines pedagógicos.

La relación de la empresa con el Club Taurino de Calahorra (fundado en 1964 y con 185 socios) es fluida. En el ánimo de todos ellos está conseguir llenar la plaza. Esperan que la afición responda. Javier Gurpegui, presidente de la entidad, nos comenta que desde esta asociación se ha organizado un pregón taurino para el próximo día 22 a cargo de José Luís García García, decano de los presidentes de plazas de toros. Tanto para el día 30 como el 31 han organizado sendas tertulias a celebrar en el hotel Ciudad de Calahorra una vez que haya concluido la corrida.

domingo, 16 de agosto de 2015

Hablemos de toros

–Si algún día el español fuere o no fuere a los toros con el mismo talante con que va o no va al cine, en los Pirineos habría que poner este sentido epitafio: “Aquí yace Tauridia”. Es decir, España. Enrique Tierno Galván .


 


En los últimos tiempos han arreciado las voces contra la tauromaquia tachándola de cruel y sanguinaria. Nada nuevo bajo el sol. Siempre han existido detractores de este tipo de festejos. Los toros incluso fueron prohibidos en varios momentos, especialmente en el siglo XVIII con la llegada de la dinastía Borbón. Pretendían “ilustrar” España. Ministros, como el Conde de Arana, promulgaban una nueva moral, y sostenían que las corridas de toros favorecían el absentismo laboral, daban una mala imagen de España, y encarecían la carne. Las prohibiciones, varias, fueron derogadas una tras otra y la tauromaquia se afianzó.

En la actualidad se nos presentan las corridas de toros como el último eslabón de una cultura, la española, que disfruta con la tortura y la sangre. Falso. Basta con repasar nuestra historia, que dicho sea de paso es una gran desconocida, para desmontar tal razonamiento. Los españoles no somos un pueblo violento, o al menos no más que nuestros vecinos del norte de Europa, que también quemaron unas cuantas brujas en la Edad Media. Tampoco hay que olvidar que mientras holandeses y británicos exterminaron a cuantos indios encontraron en su camino, los españoles tuvimos a Fray Bartolomé de las Casas, por ejemplo. Nos guste o no los toros forman parte del ADN de nuestro país, España, y de su cultura. Enrique Tierno Galván, el viejo profesor y el mejor alcalde de Madrid, siempre lo tuvo claro y lo reflejó en su ensayo “los toros acontecimiento nacional”. Espero y deseo que Carmena lo tenga en su mesilla de noche.




Con 41 años soy presidente de la Asociación Cultural Peña Taurina El Quite de Logroño. La tauromaquia es una de mis pasiones y en los últimos años he soportado de forma estoica insultos y reproches por ello. Me han tachado de asesino, nazi, o sanguinario. ¡Vete a Auschwitz! También me han llamado franquista. Nunca he respondido a estos insultos ni lo haré. Creo firmemente que sus autores se autorretratan por sí solos cuando vociferan en los aledaños de las plazas de toros. Sólo son falsos profetas.

Lo que no soporto es que se mienta en asuntos económicos. Decir que los toros se subvencionan en vez de ayudar a desempleados a pagar la factura de la luz es de un populismo tan simple como peligroso. ¿Y los datos?

En los Presupuestos Generales del Estado no hay un solo euro destinado a subvencionar festejos taurinos, al contrario, las corridas de toros son el espectáculo cultural que más recauda vía IVA. Juan Medina, profesor de la Universidad de Extremadura defiende que la Tauromaquia es un generador de riqueza. Sostiene que “los toros son un acontecimiento que convoca a millones de espectadores y son además un sector económicamente relevante, que no se sostiene gracias a las subvenciones sino que se apoya en una oferta y una demanda de gran alcance”.


 


Este economista aporta varios ejemplos del ejercicio 2011. “En Gijón, la Feria Taurina tiene prácticamente la misma asistencia que el Festival de Cine, si bien el segundo recibe cerca de 300.000€ de subvención. En Granada, el Festival Retroback de Cine reúne a 10.000 personas y recibe 100.000 euros. En comparación, la Feria Taurina convoca a más de 55.000 espectadores. En Huelva, el Festival de Cine cita a 30.395 personas y la Feria Taurina a 23.400, si bien el primer evento se lleva subsidios por valor de 180.000 euros. En Málaga, el Festival de Cine concita la asistencia de casi 44.000 personas frente a las cerca de 80.000 que acuden a los toros en La Malagueta. Sin embargo, el ciclo de cine se lleva 2,4 millones de euros de subvención. En San Sebastián, la Feria Taurina de 2011 reunió a 31.000 personas. Es cierto que el Festival llegó a 158.000… pero el subsidio otorgado alcanzó los dos millones de euros. En Barcelona, el Festival de Cine de Sitges convoca a casi 64.000 espectadores, muy por debajo de los 114.000 que se dieron cita en La Monumental durante la temporada 2011. El ciclo de cine se llevó subsidios por 320.000 euros. Por último, en Valladolid vemos que la Feria Taurina reúne a 51.000 personas, cerca de los 55.000 espectadores del Festival de Cine que, sin embargo, se lleva 1,6 millones de euros en subvenciones. Un cuarto de entrada en la Plaza de Toros de Valladolid genera tantos ingresos en taquilla como todo el Festival de Cine de la Seminci.”



A los argumentos económicos aquí expuestos, aunque escueza, debemos añadir los valores ecológicos. En el actualidad, el toro, animal típico del Mediterráneo (Zeus se reencarnó en astado para raptar a su amada Europa) sólo sobrevive en la Península Ibérica gracias a las ganaderías de bravo. Criado en régimen de semilibertad, en estas explotaciones nos encontramos con un ecosistema único, la dehesa. Sin la tauromaquia uno y otro hubiesen desparecido. 


Desmontado el argumento económico, y analizados los aspectos culturales y ecológicos queda lo más importante: mi libertad. Amo las corridas de toros. Me emocionan. Mientras en el cine todo es mentira, en la tauromaquia todo es verdad. No hay trampa. Cada pase, cada lance, es un instante único e irrepetible en el tiempo de belleza efímera. Por tanto, ¿alguien me puede explicar qué derecho tienen a privarme por la fuerza de una parte importante de la cultura que me han trasmitido mis padres y abuelos? ¿En base a qué nos pueden prohibir llevar a nuestros hijos, nietos, o sobrinos a los toros? “Prohibido prohibir” fue uno de los lemas del Mayo del 68. La generación de mis padres buscó arena bajo los adoquines, querían ser realistas y pedir lo imposible. Hoy los aficionados a los toros debemos, frente a nuevos inquisidores que velan por nuestra moral, pedir lo que se antoja imposible: respeto.

 

Afrancesados, liberales, o masones.

El 11 de diciembre de 1813 con la firma del Tratado de Valençay Napoleón restituía a Fernando VII, mal llamado El Deseado, en el trono de España como monarca absoluto. Vuelta al Antiguo Régimen. Un paso atrás. Cerrojazo a las nuevas ideas. Comenzaba para muchos compatriotas, los “afrancesados”, un tiempo de desilusión. Los afrancesados, término despectivo y peyorativo con el que han pasado a la Historia, eran ante todo un grupo españoles amantes de su país, baste con nombrar a Goya, pero a la vez también seguidores de las ideas reformistas de La Ilustración. La mayoría acabó sus días en el exilio. Fue el primer gran éxodo intelectual de nuestro país. Desgraciadamente tampoco fue el último.
 


La fiesta de los toros, unas de las mayores aportaciones de España a la cultura universal, vive momentos convulsos. No pretendo comparar al actual oligopolio empresarial y su camarilla de cronistas, secretarios, o palmeros con la corte de Fernando VII, ni tampoco afirmar que todo cuanto procede del país vecino es bueno, Simón Casas tiene pasaporte galo, pero sí dejar constancia que muchos aficionados nos sentimos afrancesados. Cada año nos exiliamos unos días y cruzamos los Pirineos en busca de otra forma de concebir la fiesta de los toros. Los mimbres para una corrida de toros son iguales en Francia que en España, pero el cesto que resulta es muy diferente. Vic-Fesenzac es un ejemplo.

Ser liberal, afrancesado, o masón en la España del XIX tenía sus consecuencias. El 1 de enero de 1820 tuvo lugar el pronunciamiento del teniente coronel Rafael de Riego. Militar y liberal, lo que se dice un garbanzo negro, Riego acabó en el patíbulo tres años más tarde por obra y gracia del Fernando VII y sus ministros. Su crimen, querer regenerar España.

Muchos aficionados anhelamos la emoción, el toro íntegro y bien presentado, la variedad de encastes, los tres tercios en la lidia, desterrar las prisas, y sobre todo respeto. En definitiva, regenerar las corridas de los toros. Cada temporada peregrinamos a los santuarios galos en busca de otra Fiesta. La Tauromaquia es Cultura, pero tiene mucho de liturgia, y como tal hay que tratarla.


 


Vic-Fesenzac no supera los 4.000 habitantes. El aforo de su plaza de toros es de 7.000 personas. Durante la feria de Pentecostés esta localidad francesa duplica su población. Su plaza de toros, "Les Arènes Joseph Fourniol", es el centro de todo. El coso permanece abierto prácticamente doce horas al día. En los bajos diferentes artistas exponen sus obras. Un auténtico centro cultural rodeado de carpas con ambiente lúdico donde la cerveza, el armagnac, o el foie gras a medida que avanza la jornada, son el aperitivo de improvisadas tertulias con aficionados de ambos lados del Pirineo. No olvidan nuestros vecinos que el toro es el centro. Cualquier persona, tenga o no una entrada, puede visitar los corrales sin problema alguno y observar los astados que se van lidiar al día siguiente. No conozco otra forma más barata y fácil de promocionar una corrida de toros.

Foto: André Viard



Apostar por el encaste Santa Coloma tiene sus consecuencias. Implica buscar refugio en Francia o desaparecer. Lo mismo que los afrancesados, liberales o masones. Patíbulo o exilio. En los últimos años los cosos franceses se han convertido en el último reducto de todos aquellos ganaderos que crían otro tipo de toros. En la matinal del pasado domingo de Vic-Fesenzac se lidió una corrida de la ganadería de Valdellán. Toros bien presentados, encastados, bravos, aplaudidos en el arrastre y un sexto toro, de nombre Cubano, que protagonizó una suerte de varas extraordinaria. Lucha titánica entre un toro que se arranca desde el centro del ruedo y un caballo ligero de la cuadro de Alain Bonijol que se convierte en una prolongación del picador Iván García. El equino se mueve adelante y atrás citando al astado. El toro acepta el combate y empuja con los
 riñones una, dos, tres y hasta cuatro veces. El público en pie. La música sonando. Emoción. Sublime espectáculo.
 
Por unos instantes soy feliz y me siento afrancesado, masón, o liberal. Encuentro en Francia una forma de concebir la Fiesta de los Toros a la los españoles, cortos de mira pero con clavel en la solapa, no dan la más mínima oportunidad.



 

Volveré a Vic-Fesenzac el próximo año, primero para agradecer a Christopher su hospitalidad, aunque esa es otra historia que les contaré mañana. Un consejo, vayan a Orthez el 26 de julio.



lunes, 16 de marzo de 2015

Taurida

En la confluencia entre dos mares y un océano, a medio camino entre dos continentes, existe una nación en permanente inestabilidad, Tauridia. Este sorprendente lugar es único. Otto Von Bismarck, "Canciller de Hierro", y legendario líder de unos de sus pueblos vecinos, los teutones, reconoció, muy a su pesar, que éste es "el país más fuerte del mundo, lleva siglos tratando de destruirse a si mismo y todavía no lo ha conseguido”. Su capital, Villa y Corte, hace ahora treinta años, se dejó sorprender por un grupo de jóvenes juglares y artistas que al calor que produce la libertad recién estrenada inventaron nuevas formas creación. De hecho, al igual que la mítica Invernalia, Tauridia había sufrido un largo invierno de cuarenta años con bajas temperaturas debidas a la falta de libertad.

Al margen de sus múltiples aventuras y desventuras, de las hazañas de sus héroes, o las cobardías de sus villanos, si hay algo en lo que los habitantes de tauridia siempre han coincidido es el respeto al toro. Los nuevos creadores no fueron una excepción. Destacar que las corridas de toros de tauridia son la última expresión de un antiguo rito de vida y muerte en torno toro que en otras épocas llegó a celebrarse en ambas orillas del Mediterráneo. Desde Creta a París o Roma. 


Volvamos al tiempo de los jóvenes juglares y artistas, hace tres décadas. En aquellos años hubo un "Viejo profesor", también filósofo, además de mecenas, D. Enrique Tierno Galván para quien"los toros son el acontecimiento que más ha educado social e incluso políticamente al pueblo" de Tauridia. Para D. Enrique las corridas de toros no son un simple espectáculo. Son uno de los fundamentos de la existencia de Tauridia. Sostenía este ilustre pensador que si algún día los habitantes de tauridia fueren o no fueren a los toros "con el mismo talante con que van o no van al cine, en los Pirineos, umbral de la Península, habría que poner este epitafio: Aquí yace Tauridia”.





De idéntica forma que en Camelot los Caballeros de la Mesa Redonda inspiraron cantares y poemas, los toreros, hombres que se enfrentan al toro sin otra defensa que su valor, han sido objeto de canciones y rimas en Tauridia. Jaime Urrutia y su grupo ya frecuentaban a comienzos de los ochenta las tabernas y baretos de la Villa y Corte homenajeando al legendario Belmonte, mito de Tauridia:




Juan Belmonte en el ruedo,
una estatua de pasión,
sólo él me conmovió.

Cito a la muerte
con la ‘luger’ en la mano,
sangre española rodó rabiosa de su sién.
Juan Belmonte en el ruedo,
una estatua de pasión,
sólo él me conmovió.

Para, templa y manda,
el pasmo ya no anda.

Seduce a tus amigos
y diles la verdad,
después de él nadie más

Sangre española ¿A qué toro te arrimas hoy?
Una pistola puso fin a tu valor.
Sangre española ¿En qué plaza toreas hoy?

Para, manda y templa.
Belmonte nunca tiembla.

Seduce a tus amigos
y diles la verdad,
después de él nadie más

Sangre española ¿A qué toro te arrimas hoy?
Una pistola puso fin a tu valor.
Sangre española ¿En qué plaza toreas hoy?



En aquellos años el favorito de Las Ventas, plaza de toros de la Villa y Corte, es Antoñete, el torero del mechón blanco. Los jóvenes músicos admiran tanto su valor como su capacidad para seducir actrices de ronca voz. El propio Jaime Urrutia reconocía años más tarde que este matador “fue, sin dudar, el reactivo que hizo que antiguos y desengañados aficionados volvieran a los tendidos, de la misma forma que chavales de mi edad acudieran a ellos por primera vez. La prensa taurina y la intelectualidad de la Movida acogieron con curiosidad y simpatía el suceso de que gente joven y moderna se interesara, de repente, por los toros. Nosotros, ya junto a otros amigos de nuestro entorno de la noche, rockeros, pintores y buscavidas diversos, disfrutábamos al máximo de cada día de corrida y hacíamos un rito del hecho de ir a ver torear a Chenel”. Mítica fue su faena del 7 de junio de 1985 ante el toro Cantinero.



 




Tauridia, por tanto, no se comprende sin su pasión por las corridas de toros. Todo el país se paralizó el 1 de junio de 1982. Fue la corrida del siglo. Toros de Victorino Martín para Ruiz Miguel, Esplá, y José Luis Palomar. El público abandonó los tendidos de la plaza emulando los pases en las bocas de metro. Los jóvenes rememoraron las series de los maestros una y mil veces en garitos donde de fondo sonaba un tango de Malevaje. Los mismos lugares donde meses más tarde lamentaron la muerte de Yiyo en la plaza mientras tomaban conciencia de su propia muerte.

El tiempo, inexorable, ha seguido su camino. Los jóvenes buscavidas crecieron y pasaron de pequeños locales a llenar los teatros mas importantes de Tauridia. Jaime Urrutia, Edi Clavo, Ferni Presas, García-Alix, Antonio Bartrina, Javier de Juan, o Teo Escamilla revolucionaron la Gran Vía de la Villa y Corte exprimiendo una libertad recuperada mientras buscaban lo nuevo en lo más profundo de tauridia, en aquello que forma parte de su propia entidad, las corridas de toros.





Hoy una nueva generación de jóvenes cronistas y artistas ocupa su lugar, como Covadonga del Peso, quien el pasado sábado 8 de marzo, invitada por la Peña Taurina El Quite de Logroño repasó la estrecha relación existente entre los toros y la movida. Covadonga del Peso, ha trabajado en diversos medios taurinos, si bien colabora en la actualidad con la publicación “Cuadernos de Tauromaquía”. Gracias Covadonga por recordar las calles y plazas de la Villa y Corte en unos años donde la imaginación, la creación artística, o la simple provocación, estaban presentes en cada esquina. Dejemos sitio y cedamos el paso a una nueva generación de jóvenes, que afortunadamente frecuenta las plazas de toros,  y como la propia Covadonga, busca su sitio. ¡Larga vida a Tauridia!