martes, 21 de febrero de 2017

Je suis Almodóvar


Cartel de Matador (1986)
Pedro Almodóvar se convertirá en el primer español en presidir el jurado del próximo festival de Cannes. Su nombramiento ha irritado y mucho a los antitaurinos franceses que han iniciado un agresiva campaña en las redes sociales alegando que sus películas no son éticamente admisibles. ¿El motivo? Ser taurino. La Federación de Luchas para la Abolición de Corridas ha "acusado"al manchego de "reincidente aficionado a los toros" y no arrepentirse por ello. En palabras de la citada federación gala "un festival de la talla de Cannes merece algo más que esta forma de banalizar el horror que Almodóvar representa". Han ido aún más lejos al compararlo con Roman Polanski, otro grande, inmerso en un largo culebrón con la justicia norteamericana al ser acusado hace treinta años de violar a una menor de trece años. Polanski ni siquiera acudió a la ceremonia de los Óscar de 2003 cuando obtuvo el Premio de Mejor director por El Pianista.

El camino fácil sería enfadarse, patalear, y acusar a los antis de estar colocando al mismo nivel a los aficionados y los violadores. No lo voy hacer. Voy hablarles de cultura, de historia. Voy hablarles de mi país, España, y de uno de sus genios, Don Pedro Almodóvar.

Rosario Flores en Hable con ella (2002)
Almodóvar ha retratado como nadie a una parte de la sociedad española de los últimos cincuenta años. La España que creció en un patio de vecinos entre coplas de Juanita Reina, cuplés de Sara Montiel, películas de Marisol, o faenas de El Cordobés y Paco Camino. La España que emigró a los extrarradios de la gran ciudad dejando vacíos los pueblos. La España que se inventó la modernidad y ha enviado a sus hijos de Erasmus. En el particular universo de Almodóvar hay un sustracto taurino importe ("Matador" o "Hable con ella", sobre todo) porque guste o no, no puede concebirse España y su cultura sin los toros, algo que parece que hemos olvidado.

Los Alcantará de "Cuéntame" jamás han ido a los toros. No se programan corridas de toros en la televisión pública. La 2 ha hecho hueco en su programación, y me parece acertado, a cualquier manifestación cultural por muy marginal que sea, con excepción de la tauromaquia, que dicho sea, no tiene nada de minoritaria. Censurar a Almodóvar por su supuesta afición a los toros es censurar la cultura española. Cultura que no respetamos ni nosotros.

El mundo taurino no ha dicho nada. Ni creo que lo haga. Para la mayoría, estoy seguro, las películas de Pedro Almodóvar (tan obras de arte como los grabados de Goya) son una mamarrachada llena de putas, maricones, y travestis. ¿Se imaginan que lo hubiesen censurado por ser supuestamente gay? Pablo Iglesias o Jorge Javier Vázquez ya estarían rasgándose la camisa.

Fotograma de su película Hable con ella

Hemos olvidado que la cultura española es un gran fresco elaborado durante siglos. Un fresco que ahora nos toca seguir pintando y en el cual el mundo taurino debe reclamar su sitio. De no hacerlo estaríamos privando a nuestros hijos de una parte de su identidad, la misma que nuestros padres nos han legado. Tal vez sea hora de gritar "Je suis Almodóvar" o cantar "a las barricadas" enarbolando un capote.

Artículo publicado en www.purezayemoción.com el 21 de febrero 2017.

A propósito de los Goya

Estimado Dani Rovira:

Me gasto medio sueldo en cine, preferente en películas españolas. La otra mitad en corridas de toros, algo que tú detestas pero desconoces.El último año, previo paso por taquilla, he visto Tarde para la ira, Julieta, Que dios nos perdone, El hombre de las mil caras, Kiki, el amor se hace, 1898, los últimos de Filipinas, La puerta abierta o Un monstruo viene a verme. Deduzco que dada mi afición al cine, creo que por encima de la media de este país, no soy ni un bárbaro ni un salvaje.

Por tercer año presentas los Goyas. Deseo que gane Rodrigo Sorogoyen (entre tú y yo me fascinó su opera prima "Stockholm") y "Tarde para la irá" es con mucho la mejor película del año. Raul Arévalo ha dado un puñetazo encima la mesa pero su película es minoritaria. Nosotros también tenemos encastes mi.noritarios. No llenan las plazas. Sólo van los aficionados. Los buenos aficionados son tan escasos como los cinéfilos. Curioso, algo en común entre toros y cine; la calidad no es comercial ni llena recintos. Espero que la academia no premie "Un monstruo viene a verme". Me parece una película tramposa que busca el recurso fácil (un madre enferma de cáncer y el dolor de un hijo) para conseguir la lágrima del respetable. Me recuerda las faenas de José María Manzanares. Luego está Almodovar. Es como Enrique Ponce. Ninguno de los dos necesitan más premios y hagan lo que hagan son diferentes, aunque a veces echen un borrón.

Cuando escribo estas líneas, en las horas previas a la gala, supongo que esta noche tendrás un ataque de ira y recriminaras a nuestro presidente de Gobierno que no vaya al cine. Tampoco va a los toros, aunque los profesionales del toreo no se han pronunciado, y lo que es peor, ni se les espera. Como decimos en La Rioja, están a por uvas. Dos consejos, si me permites, no cantes, por favor, y desfila en la alfombra roja de la mano, que no pezuña, de la vaca Carmen. No creo que en el santuario tengan problemas en darle pase de pernocta, a fin de cuentas, sólo puede estar enferma de tuberculosis.

Postdata. La mejor película de Rául Arévalo está por venir, "Oro", de Agustín Díaz Yanes. Nunca olvides que a Goya le gustaban los toros y dale un beso a Carmena si fuese posible. Desconozco si va al cine, a Las Ventas no.
Artículo publicado en la revista  La Fiesta (nº13, Febrero 2017) del Correo de Andalucía.