Homero compuso en el siglo VIII a.C. “La Odisea”,
poema épico compuesto por 24 cantos a través de los cuales nos narra la vuelta
a casa de Ulises rey de Itaca tras
participar en la Guerra de Troya. En Itaca, su isla, Ulises dejó a su esposa
Penélope al cuidado de su casa y de su hijo Telémaco. Contra todo pronóstico, y
de un modo irracional, basándose en el amor a su esposo y su familia, Penélope
fue rechazando uno tras otro a todos sus pretendientes, quienes sólo buscaban
dilapidar las riquezas que su marido. Finalmente, después de veinte años, Ulises consiguió regresar convertido ya en un
héroe gracias a su intervención en la Guerra de Troya.
Rita Vaz es una especie de Penélope del siglo XXI.
Hace ya dos décadas que su abuelo le legó un tesoro genético; La Ganadería Vaz
Monteiro. Ella es la actual propietaria del hierro más antiguo de Portugal, Vaz
Monteiro, con encaste propio y cuya antigüedad se remonta a 1843. Como Penélope
lleva veinte años esperando el regreso de su héroe, de un semidios. El toro
bravo.
Contra todo y todos, incluida la opinión de su propia familia que creía que aquellos toros no valían para nada, Rita se propuso demostrar que si servían. No humillan. Se equivocan pensó. Mis toros humillan. Decidió entonces cuidar, alimentar, y vacunar, como si se tratasen de sus propios hijos a unos toros y vacas que desde entonces son parte de su familia. Ellos, en pago de sus desvelos, humillan.
Es imposible conversar con Rita y no hablar de sus
“niños”, del profundo amor que les profesa. Es ganadera, pero también
aficionada y persigue un toro que embista en cada acometida. No quiere en su
finca un animal de carretón persigue un trapo. Ama sus toros, mima sus vacas y
escoge con sumo cuidado sus sementales. Si los toros son un reflejo de su
ganadero no cabe duda que los Vaz Monteiro son animales temperamentales,
bravos, que no evitan el combate, pero también nobles.
La suerte de varas es imprescindible en casa de Rita.
Como ella misma reconoce, cuando un toro empuja al caballo es un combate entre
el dolor y el valor. El toro debe demostrar su carácter. Es el único momento de
la lidia en el que animal tiene dos opciones, sobreponerse al dolor y demostrar
su bravura aceptando el combate o rechazarlo. No basta con aceptar una vez. La
vaca brava que anhela Rita debe luchar varias veces. Tiene que entregarse
aunque su cría este berreando reclamando alimento. La madre es un animal bravo
que prefiere por un momento la lucha. Para conseguirlo todo debe hacerse sin
prisas. Las vacas aqui se tientan con cuatro años, cuando ya han criado y están
en su madurez. De esta forma las futuras madres pueden mostrar su carácter. A
fin de cuentas, veinte años no son nada.