La ceremonia de los Goya fue una nitida fotografía de como somos los
españoles. Una montaña rusa. Pasamos del blanco al negro sin importar
las tonalidades intermedias. Goya 2014, un mar de lágrimas. Goya 2015,
euforia.
La noche empezó bien, muy bien. Gran número musical
inicial con homenaje sin complejos a nuestras señas de identidad, Rocío
Durcal, Lola Flores o Raphael. De postre, un himno que todos alguna vez
hemos tarareado a las cinco la mañana en la barra de algún bar.
Resistiré. Estos últimos años los españoles hemos resistido mucho y ahí
seguimos. De hecho llevamos años resistiendo. Preguntar a Napoleón que
se los pusimos de corbata. A partir de ahí, y tras una primera hora
brillante del gran Dani Rovira, el ritmo decayó. Señores, en el cine hay
que saber cuando y como acabar un película.
Epilogo: grande, muy grande
Antonio Banderas, Goya de Honor.
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