miércoles, 17 de agosto de 2016

Ni sol, ni moscas, ni toros.

Naipes Heraclio Fournier S.A. es una compañía fabricantes de naipes nacida en 1870. Líder en su sector, es muy difícil encontrar un hogar español que no tenga una baraja. En el 95% de los casos son cartas Fournier, impresas en Vitoria, sede de esta empresa desde hace siglos. Desgraciadamente la plaza de toros de Vitoria, el Iradier Arena, dista mucho de ser un coso de referencia en el orbe taurino. Está al borde del abismo.

Cutiño tiene razón. Puede que sea el último año que haya toros en Vitoria. No es el momento de analizar los motivos, pero hay que reconocer y asumir que los vitorianos han dado la espalda a su feria taurina. Las cosas se han hecho mal, muy mal, y se siguen haciendo. Este aprendiz de cronista lo ha sufrido. Las últimas semanas he acudido a los cosos franceses de Mont de Marsan, Vic-Fesenzac, o Saint Vicent de Tyrosse. Ningún problema en acceder al patio de caballos o los corrales y saludar a los matadores o fotografiar las reses. En Vitoria imposible. Un guardia de seguridad y dos empleados de la empresa perfectamente uniformados, polo negro con el escudo de la FIT, cortaban el paso.

Los blusas son el alma de las fiestas de la Virgen Blanca en Vitoria. En las calles se cuentan por miles. Apenas un ciento acudió ayer a los toros. Situado en uno de los tendidos portaban una pancarta con el lema "Prohibido prohibir" y el hashtag #QuieroTorosEnVitoria. Ninguno de los tres toreros tuvo un detalle con ellos ni les brindó faena alguna.

Jandilla lidió un encierro desigual, justo de fuerzas, y con poca o nula trasmisión. No hubo suerte de varas. ¿Se imaginan jugar al mus con una baraja Fournier sin Reyes? Difícil. Ayer en Vitoria hubo una corrida de toros sin toros.

Diego Urdiales fue lo mejor de la tarde. Abrió plaza ante un noble animal del hierro Vegahermosa. Toreo clásico, sin estridencias ni concesiones al tendido, destacó por su colocación, ligazón y estética. Pese a la escasez de fuerzas de su oponente, el riojano consiguió cuajar brillantes naturales, realizando una gran faena, la mayor parte del tiempo en los medios. Excelente estocada y meritoria oreja. No tuvo opciones ante el manso que estoqueó en cuarto lugar.

Alejandro Talavante es un torero en su plenitud al que le sobra oficio. Ayer lo demostró otra vez. Realizó al segundo de la una tarde una faena técnicamente perfecta, cuidando al máximo a su oponente, pero sin calado en los tendidos. Sin emoción. No tuvo un animal a su altura. Por momentos el toro parecía un convidado de piedra. Todo el mérito hay que atribuírselo al extremeño, que pese a todo, tras una correcta estocada, cortó una oreja. El sobrero, lidiado en quinto lugar, resultó ser un animal soso y sin posibilidades.

El fenómeno Roca Rey es digno de estudio. Derrocha valor y sangre fría, lo cual enardece a los tendidos pese a la preocupante involución que muestra su toreo. Necesita asentarse. Lejos queda el novillero que hace un año asombró en la Semana Grande de Bilbao. Sus dos faenas fueron iguales. Comenzaron con un vistoso toreo de capa que enloquece a los asistentes, seguido de un quite echándose el capote a la espalda. Ya con la muleta, toreó despegado, sin ceñirse el toro a la cintura durante las primeras series e incluyendo una par de pases cambiados. En el tramo final , con su oponente ya entregado, se pegó el arrimón situando su taleguilla a escasos centímetros de los pitones para delirio y éxtasis de la mayoría, en una muestra de valor, corazón y riesgo tan innecesario como carente de elegancia. Su buen hacer con los aceros le permitió cortar una oreja a cada uno de sus flojos oponentes. El público pidió de forma insistente la segunda oreja en el sexto, lo cual habría supuesto la puerta grande y la enésima salida a hombros del peruano esta temporada. El presidente con muy buen criterio, lo evitó. Mis respetos y aplausos.


Vitoria. Primera de la Feria de la Virgen Blanca. Un cuarto de entrada. Toros de Jandilla y Vegahermosa (1º). El 5º, de Jandilla, lidiado como sobrero. Desigual y flojo encierro. Diego Urdiales, oreja y ovación; Alejandro Talavante, oreja y silencio; Andrés Roca Rey, oreja y oreja con fuerte petición de la segunda.

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