miércoles, 17 de agosto de 2016

Los invencibles de Valdellán.

Los invencibles de Valdellán
(Foto: José Fermín Rodríguez para federaciontaurinavalladolid.com)

Felipe II invirtió grandes cantidades de dinero público en la llamada Armada Invencible. La empresa terminó mal, muy mal, ya que la mayoría de los galeones españoles acabaron naufrangando frente a los acantilados escoses e irlandesas en el viaje de regreso, tras no poder desembarcar en territorio inglés. El culpable de la derrota no fue la climatología, como muchos creen, sino la ineptitud del Duque de Medina-Sidonia que no supo aprovechar las oportunidades. Debería haber atacado a la flota inglesa en el puerto Plymouth, donde ésta se encontraba protegiéndose de una tormenta, en lugar de seguir los planes preestablecidos de continuar viaje hasta Flandes.

Ayer, en Sahagún, ninguno de los tres toreros supo leer ni interpretar las codiciones de los astados de Valdellán. Fueron animales desaprovechados que deberían haber sido desorejados. Los matadores tuvieron la oportunidad de salir a hombros. Había viento, es cierto, pero al igual que el Duque de Medina Sidonia no supo liderar la Armada Invencible, tampoco López Chaves, Escribano o Aguilar, consiguieron entender a sus contrincantes.

El encierro de Valldellán sufrió una lidia desastrosa, con un numero infinitivo de capotazos. Si los marineros españoles embarcados en la Invencible merecían otro mando, los toros de ayer también exigían un mejor trato a la altura de su casta y bravura. Los dos primeros fueron cuatro veces al caballo, destacando especialmente el segundo, que se empleó con fuerza. Ambos derribaron las monturas dejando al descubierto las miserias de la cuadra. Los cuatro restantes acudieron dos veces al peto.

El primero de la tarde, que mostró cierta flojera a su salida de corrales, se vino arriba tras la suerte de varas. Destacó por su fijeza. López Chaves consiguió extraer algunas series, pero no estuvo en líneas generales a la altura de su rival. En el cuarto de la tarde el salmantino se vio sin duda perjudicado por el viento, por momentos muy fuerte, mostrando una gran falta de confianza ante un toro quedón que escarbaba con frecuencia en la arena.

Escribano tuvo el mejor lote. Incluido el segundo de la tarde, el cual destacó en varas. Un gran toro que no supo exprimir dejando escapar el triunfo. Por momentos pareció desentenderse de la lidia. Alargó en demasía el último tercio. Ni asomo de su habitual sonrisa. En el quinto tampoco brilló el sevillano. Otra ocasión perdida. No fijó en ningún momento los pies en el ruedo. Siempre fuera de sitio. Sin cruzarse ante un buen animal que embestía y humillaba. Lo mejor, la estocada, tras la que con el empuje de su cuadrilla, hizo que aparecieran algunos pañuelos. El presidente le concedió una inmerecida oreja.

Alberto Aguilar tampoco consiguió brillar. Hilvanó algunas series con su primero, toro exigente que pedía bajar la mano y fajarse, pero de gran trasmisión. El viento, invitado molesto, no ayudaba. Media estocada. Fue premiado con una oreja. No supo entender al sexto. Se empeñó en citar de lejos. Por su tardanza en cuadrarlo para matar recibió un aviso.


Sahagún (León). Domingo 12 de junio de 2016. Tres cuartos de plaza. Ambiente festivo en los tendidos con la presencia de numerosas peñas. Toros de Valdellán. Interesante encierro. Toros bravos y encastados que brillaron en la suerte de varas. López Chaves, petición de oreja y aplausos. Escribano, aplausos y oreja. Alberto Aguilar, oreja y aplausos.
(Artículo publicado en www.purezayemoción.com el 13/06/2016)

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