miércoles, 17 de agosto de 2016

Crónica en negativo.

La reseña de una corrida de toros no es una simple enumeración de las series ligadas por los diferentes toreros del día. Expresar la opinión sobre si el palco concedió o no de forma justa los diferentes trofeos tampoco es suficiente. Una buena crónica taurina tiene que ser ante todo sincera. El autor debe expresar con palabras, o al menos intentarlo, los diferentes sentimientos vividos a lo largo de la tarde. Hay que narrar si en algún momento nos emocionamos, si la belleza del arte desplegado en la arena nos hizo olvidar donde estábamos.

(Foto: @unitaurina)

Ayer, en Soria, el autor de estas líneas se aburrió. Flojo encierro el de Adolfo Martín, toros carentes de emoción, sin trasmisión y así no hay Fiesta. Poco que contar. Hastío en los tendidos, cada vez más ruidosos y distraídos, por mucho que se habla de una gran faena de Ureña que no vi. En su primer toro, segundo de la tarde, es cierto que el murciano consiguió arrancar algunos naturales a su oponente, pero me resultaron tan vacíos y academicistas como los obras de David que cuelgan en el Museo del Louvre, obras que la crítica del XIX alabó en su momento y hoy sólo son un capítulo menor en cualquier libro de arte. A destacar su estocada, que por sí sola hubiese justificado la concesión de una oreja, que la presidencia, sumamente generosa, multiplicó por dos. El quinto de la tarde me lo ahorro.

Morenito de Aranda no tuvo toros pero tampoco mostró interés alguno. Martín Escudero acusó su falta de festejos. Sólo necesita tiempo. Personalidad y valor le sobran y el estado actual de la Fiesta no puede ni debe permitirse desperdiciar un talento como el suyo.

Lo peor de la tarde, sin embargo, no fueron los toros, sino el público. El respetable, que se supone que en un cartel de estas características conoce el reglamento y las peculiaridades de toro de Saltillo, protestó sobremanera al astado que debería haberse lidiado en cuarto lugar. Su pecado, ser cornipaso. El presidente, pese a las buenas maneras apuntadas, y sin base alguna, lo devolvió a los corrales. Si aplicamos los criterios de los "aficionados" que ayer acudieron a Soria, Barbara Streisand jamás hubiese grabado un disco o Meryl Streep no sería actriz. Se puede afirmar que la incultura, el desconocimiento, la falta de información y de criterio ayer se impusieron en tierras del Duero. ¿Cómo vamos a exigir otros encastes si desconocemos sus características? ¿Con qué argumentos podemos defender la variedad genética de la cabaña brava española si rechazamos todo aquello que es diferente?


Soria. Sábado 2 de julio de 2016. Toros de Adolfo Martín carentes de interés. Media plaza. Morenito de Aranda, palmas y silencio. Paco Ureña, dos orejas y silencio. Martín Escudero, ovación y ovación.

(artículo publicado www.purezayemoción.com 03/07/2016)

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