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domingo, 27 de diciembre de 2015

El cine que quiero


Tras ver "Palmeras en la nieve" podemos extraer dos conclusiones. La primera es muy clara. Con el apoyo de las televisiones privadas en este país está naciendo una pequeña industria cinematográfica capaz de elaborar productos de manufactura impecable aptos para competir en cualquier mercado. La segunda, estamos empezando a perder los complejos sobre nuestro pasado.

"Palmeras en la nieve" nos traslada a la actual Guinea Ecuatorial, antigüa Guinea Española, concretamente a la isla de Fernando Poo, durante los últimos años del periodo colonial. Siento reconocer que nadie me explicó este parte de nuestra Historia, y además, estoy seguro, que la mayoría de los espectadores que ayer abarrotaban la sala desconocían que el Español es uno de los idiomas oficiales de Guinea Ecuatorial. Lo dominan el 90% de sus habitantes.

Nuestra Historia, apasionante, debe ser una fuente de inspiración para el cine y ahí Palmeras marca el camino a seguir. Me gustaría ir al cine y que me contasen la Marcha Verde, historias de amor imposible entre judíos y cristianos en el Toledo medieval, el cerco de Numancia, los devaneos amorosos de los bravos  tercios españoles en Italia, las orgías de los Borgia, los asesinatos del clan familiar de los Trastámara, o nuestro pasado colonial en Hispanoamérica, sin olvidar la Córdoba del califato o los míticos tartesos. Un mirada al pasado, sin rencor. Nuestros vecinos llevan años haciéndolo, basta con ver la francesa Indochina, sin hablar de La India, cuya época colonial ha sido llevada al cine en múltiples ocasiones.


Desde un punto de vista cinematogŕafico "Palmeras en la nieve" es perfecta. Hay un enorme esfuerzo de producción que se traduce en una dirección artística brillante. Pese a su larga duración, casi tres horas, la película consigue mantener la emoción sin decaer en ningún momento. El elenco interpretativo está a la altura, con una única excepción, Mario Casas. Inexpresivo, no comprendo su elección para dar vida al protagonista salvo por razones comerciales. Por momentos lastra la película pero ahí aparece la belleza de Berta Vázquez y su fotogenia traspasa la pantalla. Destacar también Alain Hernández, necesita más papeles en el cine, Macarena García, pura fotogenia, Daniel Grao, el próximo chico Almodovar, o la gran Adriana Azores. El casting se completa con ilustres veteranos como Emilio Gutierrez Caba, Celso Bugallo o Petra Martínez, cuya mirada final, que cierra la historia es, sencillamente, maravillosa.



Estamos, por tanto, ante un film muy recomendable. Un producto de gran factura, con amores imposibles incluidos, escenarios paradisiacos, y un cierto tono épico apto para todo tipo de público. Fernández Molina, sin grandes alaracas, conseguirá otro enorme éxito de taquilla. "Palmeras en la nieve" representa el cine que quiero. Grandes historias que entretienen, con aromas de cine clásico. Durante casi tres horas me he olvidado del mundo exterior. Merece la pena.