Javier Urquijo, pintor, crítico y
cronista taurino, falleció en 2003. Su viuda esparció las cenizas en el
coso bilbaíno de Vista Alegre mientras se fumaba un cigarro. Ambos
acordaron hacerlo así porque allí le querían mucho y en esa misma plaza
habían compartido muchas tardes. Su viuda, la actriz Mariví Bilbao, nos dejó el pasado miércoles. Tenía 83 años. Se había
jubilado hace unos meses tras 60 años dedicados a la interpretación.
Secundaria
de lujo alcanzó la fama en la última etapa de su carrera gracias a la
televisión. Encarnó como nadie la abuela deslenguada, fumadora, de
vuelta de todo, que ha decidido ponerse el mundo por montera.
Genio
y figura hasta la sepultura, en una entrevista concedida el pasado mes
de agosto a un diario vasco (de cuyo nombre no quiero acordarme)
reconocía que había dejado de ir a los toros porque la insultaban.
"Sí guapa, tuve que dejar de ir porque me insultaban a la entrada de
la plaza, donde se colocan esos que protestan. Como me reconocían, me
gritaban Mariví asesina... y me amargaban la vida, así que dejé
de ir. Era muy desagradable. No hay derecho". Mariví Bilbao denunciaba
así un hecho que se viene repitiendo en los últimos años en diversas
plazas.
Al igual que la fallecida actriz yo confieso también
que me han insultado llamándome asesino a la puerta que una plaza de
toros. Creo que los toros son cultura además de ser una forma de
vida y un trabajo para mucha gente. Cada uno es libre de elegir si le
gustan o no. Es hora de pedir respeto.
Gracias
a mi amigo @PabloGMancha por retuitear hoy la citada entrevista. Mariví
Bilbao nos deja su sinceridad, valentía, y honestidad. Un consejo, no se
pierdan su magnífico trabajo en el corto "Alumbramiento" de Eduardo
Chapero-Jackson.
Hasta siempre Mariví.