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martes, 22 de marzo de 2016

Roca Rey: "Quiero ser un RocknRolla de mi profesión".


"La gente pregunta: ¿Que es un RocknRolla? Y yo les digo que no tiene nada que ver con baterías, mala vida, ni viajes al hospital. No, no, es mucho más que eso amigo mío. A todos nos gusta la buena vida. A unos el dinero, a otros el glamour, o la fama. Pero un RocknRolla, es diferente. ¿Por qué? Porque un auténtico RocknRolla quiere el pack completo." (RocknRolla, 2008).


Guy Ritchie dirigió en el año 2008 "RocknRolla". Repleta de diálogos directos y provocadores, además de una cámara nerviosa marca de la casa, este largo se convirtió una obra de culto a los pocos meses de su estreno. La acción se desarrolla en Londres. Toda la ciudad ha sucumbido a la especulación inmobiliaria y sus cuantiosos beneficios. Un magnate ruso, que desea construir en unos terrenos de su propiedad, altera el orden establecido por los capos y políticos locales.

Andrés Roca Rey, un joven de diecinueve años, pero también una realidad más que prometedora del toreo, quiere ser un rocknrolla de su profesión. Ambición no le falta. Lo quiere todo. Anhela el paquete completo.   

Con catorce años dejó Perú y se trasladó a España. Es lo que siempre quiso aunque reconoce que sintió vértigo el día que despegó el avión rumbo a nuestro país. Desde entonces ha crecido en un mundo donde apenas hay personas de su edad. Ser un rocknrolla del toreo supone sacrificios. Dieta estricta, entrenamiento, campo, deporte y una vida sana alejada de su familia. A su edad  nuestros hijos se van de botellón. Andrés no. Torea de salón mientras escucha flamenco o corre por el campo a ritmo de rancheras. Los momentos que tiene libres, la mayoría fuera de temporada, lo exprime a máximo con sus amigos. Su banda sonora en esos instantes es Daddy Yankee o Nicky Jam.


El pasado sábado la Peña Taurina El Quite de Logroño le entregó su trofeo al mejor quite de la pasada feria taurina de San Mateo 2015. Elegido por votación entre todos los miembros de la asociación abonados de la plaza de toros de La Ribera, fue premiado por el quite por talaveranas que ejecutó el día veintidós de septiembre a un ejemplar de la ganadería de Zalduendo lidiado en quinto lugar.

Su ambición esa tarde fue reconocida con  dos orejas en Logroño, una de cada toro de su lote, aunque no pudo salir a hombros, ya que el reglamento riojano exige el doble trofeo de un mismo astado para tal honor. Fue su presentación  triunfal en España como matador tras tomar la alternativa en Nimes. Destacó en todas las suertes, pero sobre todo en el primer tercio, algo que los aficionados que integran esta peña supieron reconocer.


Andrés Roca Rey, que se mostró muy agradecido por el galardón, se convirtió también en el torero más joven que lo recibe. El premio, el más longevo de cuantos se conceden en la capital riojana, fue otorgado por primera vez en 1983 al maestro Espla. Entre su lista de ganadores figuran nombres como Juan Mora, Curro Vázquez, Enrique Ponce, Joselito, o más recientemente Miguel Ángel Perera o Diego Urdiales. Como dato curioso añadir que es el primer matador hispanoamericano que lo recibe. No olvidemos que La Rioja es la cuna del Castellano, lengua que compartimos con los países latinoamericanos, además de nuestra cultura, que incluye la tauromaquia.

martes, 5 de febrero de 2013

Había nacido una aficionada.

Entre café y café los compañeros de Cristina solían hablar de toros. Aficionados de pro, intentaban inocularle el veneno de la Tauromaquia. Por momentos parecían profetas de una nueva religión. Durante la feria de San Mateo de su ciudad natal, Logroño, digamos que se dejó arrastrar. Fue varias tardes. No se sintió defraudada si bien es cierto que no alcanzó a entender del todo a sus mentores. Sentía curiosidad por toda la liturgia que rodea a la lidia de un toro aunque no pudiese apreciarla en todos su matices.


Llegó el mes octubre, Feria del Pilar en la cercana Zaragoza, y decidió acompañarlos de nuevo. El cartel, toros de Celestino Cuadri para Javier Castaño, Paulita, e Iván García. Llegó el cuarto de la tarde de nombre Remendón. La cosa no marchaba bien. Cristina mataba el tiempo con su móvil. De repente sus acompañantes reclamaron su atención. El toro estaba en los medios, lejos del caballo. En el ruedo, un picador de los verdad, Tito Sandoval. Esa tarde se sentía torero. Con el beneplácito de su matador, Javier Castaño, comenzó a mover su montura. El caballo levantó las manos. El toro se arrancó con celo desde la distancia. Al galope, derrochando bravura. El tendido se emocionó. Cristina también. En ese preciso momento alcanzó a comprender a sus compañeros. Había nacido una aficionada.




Remendón recibió el castigo preciso. Acudió tres veces al caballo. Recibió el trofeo al toro mas bravo de la feria. Tito Sandoval el premio al mejor puyazo.

Con frecuencia Cristina pregunta a sus amigos cuando vuelven a ir a los toros. Quiere que le avisen, que cuenten con ella.