viernes, 1 de abril de 2016

¡Viva la madre te parió, Paco!

¿Qué tienen en común Bigas Lunas, Pedro Almodovar, o Alex de la Iglesia? Ser diferentes. Paco León también. Sólo podemos felicitar a Carmina por haber parido a un creador de historias, un cómico, un artista carente de prejuicios. "Kiki, el amor se hace" es la confirmación que con Paco León estamos ante un gran director de cine con un don natural para la comedia, el género más difícil.

"Kiki, el amor se hace" es,  por valentía, frescura, originalidad, y composición de personajes, la mejor comedia española en años. Hay que remontarse a "Mujeres al borde de un ataque de nervios" para encontrar un rival a su altura. Kiki es una película coral donde Paco León, con una habilidad propia de un malabarista chino capaz de bailar diez platos de porcelana sobre un palillo sin romperlos, entrelaza, en perfecto equilibrio, varias historias con la excusa de mostrar filias sexuales. No habla de sexo. No hay desnudos. Habla de sentimientos. En diez segundos pasa de la risa a la lágrima con una naturalidad pasmosa. Apoteósica la reconciliación entre Mari Paz Sayago y Luis Bermejo. Toda una declaración a la mujer amada que nos niega sus caricias.


El malagueño se confirma, tras sus Carminas, como un excelente director de actores. Todo el grupo brilla gracias a unos diálogos endiabladamente divertidos, pero, con permiso de Candela Peña, Alexandra Jiménez, Natalia Peña, Alex García o el propio Paco León, la reina de la función es Belén Cuesta.

Si la carrera de María Barranco quedó marcada por su intervención en Mujeres, a Belén Cuesta le llevará tiempo que el público se olvide de su simpática lesbiana andaluza que se gana la vida poniendo copas en un bar de intercambio de parejas, y para quién Madrid no es tan moderno como nos hacen creer. Debería ir buscando traje para los próximo Goya.  Mecionar también a Sergio Torrico.  Los urinarios de Chueca deben estar forrados con su fotografía.

Pero Kiki es, ante todo, un canto a la libertad, al amor. Cada cual se acuesta con quien puede o quien quiere. En el sexo no hay reglas y todo está por escribir. No hay ningún manual de instrucciones válido, solo mandan los sentimientos.

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